EPISTEMOLOGIA Y NUEVOS PARADIGMAS EN EDUCACION
La Doctora Denise Najmanovich dice que
en la metamorfosis del conocimiento, crisis es uno de los términos que más escuchamos en los discursos referidos
a la educación, como sensación de incertidumbre relacionada a los cambios vertiginosos
que estamos viviendo. La sensación de crisis, preanuncia y participa del cambio. Hoy sentimos que lo que hace
unos años se encontraba consolidado se está desarmando y, el conocer, siendo
parte de nuestra vida cotidiana no podía quedar afuera de este cambio. Hay una verdadera mutación de nuestras formas de
vivir la relación de conocimiento y no simplemente un mero cambio de modelos,
teorías y paradigmas. Desde esta perspectiva, podemos ver que es posible pensar
que estamos viviendo una verdadera mutación ya que la transformación
contemporánea del saber abarca mucho más que un cambio de paradigma en una o
varias disciplinas, sino que afecta las múltiples dimensiones que hacen al
conocimiento.
Si pensamos en términos
multidimensionales podemos entrar de lleno al escenario de la complejidad.
La epistemología positivista redujo la actividad de conocer, multifacética,
contextuada y dinámica, hasta aplastarla
y convertirla en un producto: el objeto del conocimiento. De esta forma se
impuso una concepción del conocimiento como una actividad individual, producto
de la pura razón.
Pensar nuestra situación contemporánea
en relación al saber, sus posibilidades y desafíos, nos exige una mirada capaz
de ver simultáneamente diversos aspectos e intentar realizar un enfoque que
pueda considerarlas en interacción con los escenarios de la vida real, a
diferencia de las propuestas disciplinarias de la modernidad. Para afrontar
este desafío, la autora propone pensar y comparar tres escenarios, el
“escenario” poético, el “escenario” mecánico- disciplinario y, el “escenario”
de la red interactiva; con el objeto de mostrar como la tarea de enseñar y
aprender han tomado formas diferentes según la concepción de conocimiento que
tengamos, las tecnologías de la palabra y los medios de comunicación que
utilicemos, los estilos vinculares que adoptemos, los valores que se pongan en
juego y los modos en que se institucionalizan las prácticas de enseñanza-
aprendizaje en cada sociedad, así como las redes que las vinculan y atraviesan.
Estos escenarios son instrumentos que nos permiten pensar de forma
multidimensional, permitiéndonos destacar algunos rasgos característicos que hacen
posible diferenciar modalidades educativas radicalmente diferentes.
Hacer lugar a la complejidad en nuestras
vidas, en nuestro pensamiento y en nuestro accionar, implica no solo una
posición epistemológica sino también una actitud ética basada en la aceptación
de nuestra responsabilidad como
productores de conocimientos y las limitaciones que toda perspectiva tiene,
puesto que el conocer es un proceso
inagotable.
En la medida en que la transformación
educativa planteada no como una certeza
asociada al cambio tecnológico, debe ser asumida por todos los actores sociales
y no delegada en expertos devenidos “sabeloto”. El desafío educativo
contemporáneo exige fundamentalmente una radical transformación en los valores
privilegiados. La escuela de la modernidad se basaba en la reproducción y la
disciplina. La escuela que necesitamos hoy requiere poner en primer plano la capacidad de exploración, el procesamiento
y organización de la información, la posibilidad de tejer múltiples relaciones
entre las diversas temáticas.
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